Es de agradecer que con el día desapacible que amaneció, 70 bikers acudiesen a nuestra llamada, para pasar una jornada de bici y amistad.
Pasadas las 9 de la mañana y con la lluvia cayendo sobre nosotros emprendimos la marcha. Subimos por la pista de la Virgen de Valencia hasta cuatro caminos, para una vez allí adentrarnos por el monte de Polanco hasta salir a Zurita; una vez aquí cogimos un pelín de carretera hasta llegar al sendero por donde os metimos el año pasado. Este año mucho más limpio de maleza, pero también más delicado por el barro y alguna rodera. En mitad del sendero la bici de Tánago diría basta con el núcleo destrozado; así que al llegar al alto de La Montaña y tras infructuosos intentos por reparar, nuestro compañero tendría que abandonar la ruta.
Los demás seguimos adelante adentrándonos en el Dobra, con unos primeros kilómetros de subida duros con bastante desnivel y una segunda parte de la subida ya con bastante barro que hacía difícil no echar pie a tierra en algún momento. Eso sí, el llegar arriba tiene su recompensa y ahora tocaba bajar por el bonito sendero descubierto por mis compañeros para esta ruta. Al salir del sendero volvemos a salir al alto de La Montaña, donde un grupito de bikers decidiría volver a Polanco por carretera, no sin antes tener que oír el famoso “Canto de la gallina”. Los demás continuamos volviendo a hacer el sendero del principio, pero ahora de bajada; muy divertido él, porque la rueda trasera patinaba que era un gusto verlo. Así llegamos de nuevo a Zurita, para entrar de nuevo (pero ahora por otro camino) al monte de Polanco.
Aquí empezaría nuestro Vía Crucis particular. Subidas duras y toneladas de barro de eucaliptal, son los ingredientes para un buen cocktail Cumbrales. Rodar se convirtió en misión imposible y hasta arrastrar la bici era complicadísimo, con los pegotes de barro que se acumulaban en los puentes de las horquillas. Subir las cuestas andando era una quimera, patinando las botas en el terreno. Las bicis crujían como quejándose por el maltrato recibido y alguna hasta dijo basta como la de Marta.
Cuando llegamos a la sede del club, el maná nos estaba esperando. Cervecitas fresquitas, patatas, embutido, tortilla, joderrrrrrrr, con el hambre que yo traía se me salían los ojos de las órbitas. Duchas para el que quiso también hubo y karcher para las sufridas monturas lo mismo (hasta que dijo basta, la pobre).
En fin, una ruta de esas que creo que tardaremos tiempo en olvidar, por el día tan completo que tuvimos, jeje.
Aprovecharé estas líneas para agradecer como siempre a mis compañeros de Club, que se curran el trazado y se encargan de ir desbrozadora y tijeras en mano a abrir nuevos senderos, desde meses antes de la ruta y a esas fantásticas mujeres que se encargaron de preparar todo el picoteo de final de ruta y echar una mano. Todo, para que los demás sólo tengamos que encargarnos de dar pedales y disfrutar ese día. Gracias mil!!!!!!
Ya sabéis; el primer fin de semana de Agosto de 2013, estaremos de nuevo al pie del cañón con una nueva y más emocionante ruta. Os esperamos!!!!!
PD: En estos enlaces podéis ver las fotos que Marta y Richard nos han hecho. Gracias figuras.
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